viernes, 5 de octubre de 2007

¿Los hombres no lloran?


Era el año 2007, lunes 24 de Septiembre, 2:47 pm, minuto en el cual nació mi hijo Iván José. 8 lbs - 13 oz, 54 cms de estatura, pero no lloró. Dice la doctora: -respiración ok, ritmo cardíaco ok, tiene los ojos abiertos, se está moviendo pero no quiere llorar. Entonces el bebé como para aclarar que está bien hace un cañito de #1, un poquito de #2, pero no lloró. Hasta que por fin hizo ademán de que iba a llorar, le salió un grito y cuando iba a dar el segundo creo que habrá pensado: -¿por qué es que iba a llorar?, déjame dejar eso así. Y así se quedó, no más llanto.

Yo por dentro pensaba: -Los hombres no lloran amor. Hasta que me dí cuenta de que era yo que estaba llorando, las lágrimas rodaban por mis mejillas como nunca, pero lloraba de alegría. Eso si que es llorar de alegría, así que las 2 ó 3 veces que dije que lloré de alegría, MENTIRA!!!

Estoy casi seguro que Iván José no lloraba porque pensaba: -Mamá está algo adolorida, Papá está llorando, no tengo más opción que ser fuerte y confortarlos.

Su chequeo Apgar, a la incubadora por 10 minutos, a ponerle ropa y para la habitación con nosotros.

A todas estas yo seguía con un nudo en la garganta, viendo a mi hijo llegar a nosotros; ver a ese pequeño gigante llegar a ser alegría de sus padres; ver de mi vida la continuación ahí frente a mí, en los brazos de su madre a quien todavía no se le ha borrado la sonrisa del rostro y a quien aprovecho para agradecer por toda esta felicidad y grandeza que nos llega.

Ahora bebé llora muchísimo, pero admito que jamás he escuchado un llanto tan lleno de paz, tan agradable al oído, como clamando auxilio pero sin urgencia, como si ese llanto fuese escrito por Shakespeare.

Así como bebé me agarró el dedo índice por primera vez, así mismo terminó de apoderarse de mi corazón por siempre. Y luego viene la primera vez que a mis brazos se durmió, no me cambio ni por un jeque árabe con todo su petróleo.

Hijo mío, hoy confirmo todo lo escrito en mi poema "En Un Minuto", cada párrafo, cada frase, cada palabra. Para el que no lo había entendido hasta el momento, digo una vez más: -Iván José, como me cambias la vida en un minuto... ahh y por cierto, los hombres sí lloramos.

Tu padre que te ama:
Geisel Checo.