jueves, 16 de noviembre de 2017

El Primer Beso


Tres semanas antes mientras entrelazaban sus dedos bajo la arena de la playa:

“me haces sentir paz; tengo mucho tiempo que no me siento así”

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Con ansias esperaban aquel sábado a que él regresara a la ciudad pues por razones de trabajo estaba viviendo al norte, a unas cuatro horas en bus. Habían quedado de salir a cenar a un restaurante, mas no era la primera cita pues ya él la había invitado a unos vinos, quesos y embutidos, cosa que ella adoraba.

Esta otra vez fueron a otro lugar similar pero de mucho más renombre y muy popular. Él la esperó unos escasos minutos en la sala de su casa. Al verla salir su corazón latió con vehemencia al ver lo radiante y despampanante que ella estaba. Irradiaba el lugar cual astro con luz propia.

Y allí estaban, en una terraza con el cielo estrellado como cubierta. Degustaban vinos, quesos y embutidos finamente elegidos por él. Ambos se miraban entre sorbos pues habían convenido mirarse a los ojos durante el primer sorbo luego del brindis. Ya había pasado el primer sorbo, tal vez iban por la segunda botella pero aún seguían mirándose. Esa noche también quedó institucionalizado chocar los cubiertos en señal de desearse mutuamente un buen provecho.

Fue así como entre risas y vivencias, vinos y quesos que se le antojó a ambos la idea de que podría funcionar una relación más profunda. Ella lo sabía, él también pero no dijo nada. Toda su vida se la ha pasado esperando señales antes de actuar.

Camino al vehículo, que estaba estacionado muy apartado del lugar por la cantidad de gente que lo frecuenta, la toma de la mano como aquel día tres semanas antes, que mientras caminaban vieron una pareja de avanzada edad caminar de la mano también y quisieron ser así por el resto de sus vidas. Ese caminar hacia el vehículo fue largo y fue el preludio de un inicio hermoso.
El joven muy atento le abre y sostiene la puerta para que ella entrara; cuando él se incorpora en el vehículo por la puerta del otro costado ahí estaba ella con esa sonrisa de arquitectura inmejorable. Él le sonríe y ella le pregunta que si estaba consciente de que al besarlo sería de ella toda la vida. Él asintió preguntado con un “¿qué esperas?” y sus labios se tocaron por primera vez. Supo a cielo, siempre y cuando el cielo tenga sabor a ella.


Geisel Checo.-
16-Nov-2017