sábado, 9 de mayo de 2009

Desnudar a una mujer


Un nido de emociones que no verás a través de su piel... una geografía que admirás sin llegar a su esencia... Desnudar una mujer no alcanza para descubrir su mundo secreto... es muy probable que sus ojos te cuenten mucho más.

Ella sabe que para llegar a su alma, deberás mirar con mucho más paciencia... aun desnuda, estará vestida de misterio... el fuego de su interior, sólo lo conocerás mirando su corazón... aún sin ropa frente a tí, no te pertenece... al desnudar una mujer, nunca lograrás quitarle su mejor prenda... el pudor.

No existe seda que supere su piel, ni tela que pueda esconder su encanto... desnudar una mujer o quitarle los pétalos a una flor, es llegar hasta la puerta de los sentidos... caes de rodillas ante el altar sagrado de su fuente de vida. Pero recuerda... sigue sin pertenecerte... no es cómo conocerás su cielo, tal vez conozcas algo tuyo...

Con ella puede el artista olvidar por completo lo que es una línea recta y naufragar en un mar ondulado, de luces y sombras... no le estoy haciendo un regalo a tus ojos, se trata de un regalo para tu alma, sin lujuria, sin morbo ni dobles mensajes... miel, rocío, frutas, aromas y sabores...

Una de las mejores obras de arte de Dios llevada a la pintura, la fotografía y la escultura... tu inspiración, nace de ella...


(NOTA: está etiquetado Ajeno ya no fue escrito por mi. Lo recibí en mi e-mail y lo comparto con ustedes, pues como hombre admito que todo lo aquí descrito es una realidad)