miércoles, 16 de mayo de 2012

La Hora del Té...


Estaba ya sentado en la mecedora sobre el balcón, con azuquita y galletas por un lado y un periódico vespertino por el otro. El silbido de la tetera anunciaba que el agua estaba lista y que ya era tiempo de incluir los ingredientes del té.

La sirvienta seleccionó cuidadosamente las hierbas y miró el reloj para tomar el tiempo de infusión preciso, ya que para mí, el beber té trasciende el acto en sí.

Los perfumes de las hierbas fueron inundando el lugar y llegaron a mi olfato. Aquel olor se comenzó a mezclar con el de las flores que colgaban de los maceteros y al igual que la canción del Tabaco y Chanel, esa mezcla de olores me recordó el sabor de sus besos, y por supuesto, la silueta de su cuerpo escultural.

Está listo el té señor - dijo María - aquí tiene.
Por enésima vez discúlpame María - le dije - deséchalo y hazme ahora el té de olvidar…
Geisel Checo.-
16-May-2012