miércoles, 11 de febrero de 2009

Antología de una Fulana De Tal

Con un impresionante melodrama lo conquistó, aun siendo el un huraño por excelencia, pero el exceso de alcohol en la sangre era el real dueño de sus actuaciones.
Notó que ella tenía un plan macabro con todo ese coquetear y notó que ella quería una sóla noche y nada más. Y así fue...

Se fue sin ni siquiera decir llámame un día, sin voltear la vista ni un segundo, se fue tan rápido como cuando la primavera tiene prisa de morir para darle paso al verano. Así de rápido se fue, sin una carta de amor con besos.

El cree que no la volverá a ver jamás, ni aunque sea un taxista en Manhattan o un perro vagabundo por las calles de Francia; ni aunque sea un pirata cantando al ritmo de las copas o un artista de gira por Europa; ni aunque sea un torero en Madrid o un detective del FBI; ni aunque sea el Primer Ministro Chino o un lechuguero por las calles de Santo Domingo; ni aunque sea portero de un Cabaret o un famoso actor como Denzel; ni aunque sea el violador en sus sueños o un incansable misionero; ni aunque sea un ave migratoria o un grano de café en las montañas de Colombia, simplemente no la volverá a ver jamás.

Hace mucho de eso ya y el ni recuerda su nombre, sólo recuerda con lujos de detalles aquel derroche en el asiento de atrás de un coche y recuerda que llevaba una falda a cuadros y cinturón color bronce, si alguien la ve díganle que él implora una segunda noche…

Geisel Checo.-
10-2-09