lunes, 26 de noviembre de 2007

Oda a una Caridad.


Aquel día estaba en una estación de servicio lavando la camioneta y se me acerca un mendigo que me dice en inglés: -I want no money, but please buy me some to eat. Yo como para quitármelo de arriba le digo en español: -no hablo inglés, sólo hablo español. A lo que el me dice: -yo no quiere dinero, no trabajado this days y quiero comer, por favor cómprame tu un pan con queso, un sandwich.

Me quedé impertérrito, no por que me hablara en español, sino por ver como Dios me decía: se que te reservas mucho el no darle dinero a los mendigos pues tienes miedo de colaborar con sus adicciones, pero el no te está pidiendo dinero y aún así pretendes no ayudarlo diciéndole que no hablas inglés sabiendo tu y yo que es una mentira, me ofendes. Pues le dije al señor que me miraba con una mirada profunda que me dejara terminar y que le iba a comprar algo de comer.

Dios de verdad tiene una forma misteriosa de actuar sobre todos y cada uno de nosotros y día a día nos pone pruebas como estas y nosotros ciegos a su forma nos dejamos vencer del lado negativo. Ese día pude ver la prueba que me ponía Dios y se que miles he dejado pasar. Esa la pude distinguir pues Dios no cesó ni un instante, como de costumbre.

Mientras terminaba de aspirar el interior de la camioneta recordaba mi primer amanecer en Samaná, República Dominicana, Miercoles 11 de Febrero del 2004 a las 6:27 am me dirigí al malecón y mirando el paisaje le pedí a Dios entre otras cosas que me Iluminara el camino, y sí que lo hizo pues las nubes se movieron y dejaron pasar un rayo del sol naciente. Fue hermoso, se veía aquel reflejo de luz sobre las aguas tranquilas del mar y perecían terminar donde yo estaba parado. Obviamente en ese momento no pude hacer más que dar gracias y llorar.

Recordé todo eso en un instante y era como que Dios me decía: -te he dado todo lo que me pides, ve y dale de comer a este también hijo mío. Cuando terminé de darle aspiradora a la camioneta voy al food mart y no sólo le compré un croissant de queso y un jugo de naranja, sino que le compré una viga de pan y queso danés para que comiera por un par de días más. Le pedí perdón a Dios por mi ceguera y mala fé y aquel día quice haber sabido más idiomas para ayudar a miles de personas más...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Talvéz no te diste cuenta, luego de darle lo que habías comprado al señor en cuestión, y dirigiendote a tu vehículo, el se alejó un poco, revisó lo que le habías entregado y levantó los brazos al cielo dando gracias a Dios (para mí aquel gesto fue el pago de la obra)... saliendo ambos del lugar, el acercaba a nosotros afanosamente ondeando la mano, con una sonrisa diciendonos adiós.
Gracias Dios mío por obrar en nuestras vidas, a las buenas o a las malas.

Anónimo dijo...

Geisel

Cuando Dios pregunte que si ayudaste a tu projimo, te dira, te acuerdas de aquel señor que te pidió comida y se la diste ó no se la diste..? aquel que te pidió abrigo y se lo diste ó no se lo diste...? Te va a decir ese era yo. Haz bien sin mirar a quien y que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha.

Tu papá....Esteban

Joan Guerrero dijo...

Amen. Diste mucho, de tí.

Miss Sparkle dijo...

La verdad que a diario tenemos la oportunidad de ayudar a la gente, con cualquier pequeña cosa y no lo hacemos, a veces sentimos que queremos ayudar al mundo, queremos que tantas cosas cambien, y creemos que no podemos porque no está en nuestras manos, lo cual no es cierto, con una pequeña acción podemos ayudar a cambiar muchas cosas.

Hand made by: Indara Altagracia dijo...

muy bonito testimonio, y como dices Dios obra de manera misteriosa, ese dia aprendiste una leccion que quedara marcada de por vida en tu memoria, y acciones como esa es que dan valor a nuestro existir...