martes, 17 de marzo de 2009

El Día que Tumbé a una Bruja.


En aquella época me inventaba el frío para poder brindarle mi calor, aún sabiendo que era ella una bruja por excelencia, pero como canta un poeta: ♪ dime quién puede contra Cupido ♪...

Y cuando digo que era la bruja por excelencia es literalmente que lo digo. Tenía la malevolencia, la envidia, el sarcasmo, el gato negro, el arte de manipular, amante del lado oscuro, etc., etc., etc. Sólo le faltaba una pócima secreta, que por su condición de secreta no dudo que la tuviera.

Y encima de bruja era también mitómana pues desfiguraba la realidad a su conveniencia para sacarle partido a todo y a todos. Tenía por portero a un perfecto eunuco que la custodiaba a la entrada y la salida, cómplice de sus travesuras y que dicho sea de paso llegó a ser una de ellas.

Muchas veces se fue y otras tantas volvió alegando que no estaba enamorada y luego que sí, respectivamente. Toda vez que se iba la despedía sin sorpresa y con agrado pues sabía que iba a volver a mi lado. Excepto aquel día que al volver tomé una piedra y le tiré a matar. La pobre, calló desde lo alto con todo y escoba. Yo con mi frente en alto me dije que este será recordado como el día que tumbé a una bruja.

Ya en el piso entonces le entré a escobazos, le rompí su sombrero, le boté sus zapatos rojos y la despojé de su vestido negro.

Se que sobrevivió a mi atentado, lo malo de eso es que hoy debe andar de bruja por las calles todavía, por eso aún hoy cargo en mis bolsillos 2 ó 3 piedras por si acaso...
Geisel Checo.-
17-3-09

1 comentario:

Hand made by: Indara Altagracia dijo...

me gusto...... siga escribiendo para que nos continue entreteniendo....