Tras un año de soltería, comparto
con ustedes todo lo que he hecho en este tiempo y, como he practicado bastante,
tal vez mis experiencias les sirva de algo si les toca algún día:
Soledad. Vas a querer estar solo, pensar las cosas, buscar respuestas
sin siquiera saber la pregunta. Vas a querer estar solo, contigo y con tu ser.
No será doloroso verte sin nadie; a ver, lo es, no me mal interpreten. A lo que
me refiero es que no será lo más doloroso pues el abandonarte a ti mismo por
dentro sí te marcará. Como dijo André Chénier, el dolor reclama soledad.
Familia y amigos. Particularmente yo soy muy esotérico. Tres y cuatro
meses después del hecho, cuando llegó la aceptación, fue que busqué de mi
familia y amigos, respectivamente. Estuvo mal de mi parte pues estos fueron más
que pilares. Cuando tocas fondo no todo es malo pues ahí tienes toda una
plataforma para erigirte de nuevo, y la familia y amigos verdaderos serán tus
cimientos para lograrlo. Aprovecho para agradecerles, ustedes saben quiénes
son.
Llorar. Lo harás, punto. Por encima de la creencia popular de que
“los hombres no lloran”. La tristeza es un sentimiento igual que cualquier otro
y si es una tristeza profunda, te sacará lágrimas. Y está bien hacerlo, con
cada una derramada te vas dando cuenta que comienzas a reencontrarte contigo de
nuevo ya que no eras tú al 100%, eras 50% la otra persona.
Sonreír. También lo harás, fingida u honestamente. Responderás que
estás bien al cotidiano saludo, verbal o escrito, de los demás. Pero más allá
de esa sonrisa, por más linda que la dibujes, tus ojos difundirán tu tristeza.
Sonríe de todos modos, no todo el mundo te mirará a los ojos.
Olvido. No gastes ni un segundo tratando de olvidar a la persona
amada. Ya lo dijo Benedetti, el olvido está lleno de memorias. El querer
olvidar te traerá recuerdos y de estos hablo en el siguiente punto.
Recuerdos. Tal como dije arriba, todo te recordará a la otra
persona. Buscarás su mano en el cine, voltearás la vista atrás buscando su
mirada cuando sales de casa, buscarás rozar tus pies con los de ella al acostarte.
Para esto te recomiendo que ocupes la mente lo más que puedas durante el día
porque en las noches te tocará ser fuerte ya que los recuerdos están tatuados
en la mente, ahí donde nada se borra.
Compañía. La sociedad dicta que un hombre que de repente se ve soltero
tendrá mil y una aventuras; ja, buena suerte con eso. Por lo menos a mí me
resulta difícil fijarme en una persona cuando aún tienes otra metida en el
corazón; pero recuerda que no la tienes en los brazos así que eventualmente, y
solo cuando lo decidas, volverás a buscar compañía.
Insomnio. ¿Qué puedo decirte? No puedo ser un buen parámetro para
esto pues tengo problemas para conciliar el sueño aún en mis días más lúcidos.
Súmele a eso una separación; el resultado son largas horas despierto. No viendo
series, ni leyendo un libro, ni de rumba, ni siquiera con la mente en blanco.
Es por esto que dije que en las noches tienes que ser fuerte pues los
pensamientos durante esas horas llevan nombre y apellido. Ahora bien, procura
no quedarte dormido cuando llegue una persona nueva por estar dedicándole tus
insomnios a quien no quiere estar.
Luto. Está bien guardar luto, el tiempo que te tome. Al final
perdiste un ser amado y necesitarás tiempo de duelo. Puede ser un día como
pueden ser meses. Hoy estoy cumpliendo un año y siento que aún me faltan 135
lunas para llegar a mi “19 días y 500 noches” del maestro Sabina.
Despedida. Una vez leí que amar es también saber decir adiós. Así
que con este te amo le digo adiós y con este adiós le digo te amo.
(Nota: estas líneas representan los sentimientos íntegros del
autor. Tal vez no aplica en otras personas).
21.Oct.2018
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