jueves, 7 de marzo de 2024

El día que nos conocimos

¿Dónde está el escrito que me hiciste cuando eras poeta?
Está aquí, impreso en mi cabeza.

Me parece imposible que recuerdes algo tan trivial.
Puede que para ti lo haya sido, si no me crees, ahí te va:

• • • • • •

¿Recuerdas aquella mañana en que te vi?
Iba haciéndome el triste, vacío sin ti.
Eso cambió, de inmediato, de repente.
Clavaste tus ojos en los míos, tu mirada de incipiente.
Te me antojaste y agua se me hizo la boca;
¿Cómo puede ser que irrumpas en mi ahora?
Sonreíste, te correspondí.
¿Será que pretendes hacerme feliz?
Cambiaste el paso, me estás esperando.
Bajé las escalinatas, casi me mato.
Reíste a carcajadas, no me importó.
Si caigo, que sea por amor.
Soy Geisel, dije nervioso.
No tan rápido Romeo, tengo novio.
Dichoso aquel que hoy te pretende.
Algún día mía serás, ¿lo adviertes?
Vaya, eres todo un galán.
Apunta la fecha, a ver si se da.
Diste la espalda, te fuiste.
Saqué lápiz y papel; poema fuiste.

• • • • • •
Vaya, recuerdas cada palabra.
Tengo buena memoria, nada se me escapa.
¿Y qué fecha fue la que escribiste?
La de hoy, día en que a mi viniste.
¿Y qué te hace pensar que vine a buscarte el lado?
Helloooo ¡hasta me estás abrazando!
Cállate poeta idiota.
Lo hago mientras te plasmo un beso en la boca.
Te lo dije un día, mía serías.
Se escribió en papel, no era teoría.
Fue el destino, así lo quiso.
Como te quise yo el día que nos conocimos.

Geisel Checo.-

7•mar•2024

miércoles, 8 de noviembre de 2023

El Precio

 

No sé cómo explicártelo, si con versos, prosa o besos.

Que son tus curvas peligrosas, las que sin frenos me llevan a tu boca.

 

No sé cómo imprimir en tu mente, si a retazos o si de golpe y porrazo.

Que es el túnel de tus piernas, aquel con el que a la gloria me llevas.

 

Ni idea de cómo hacerte ver, si con gafas, lupa o si escribirlo en papel.

Que son tus pechos como colinas, en los que busco incesantemente cobija.

 

Ya ni sé qué más decir, si la verdad, entre dos o simplemente mentir.

Que es al sur de tu espalda, el rumbo que lleva mi mirada.

 

Adiós, ya debo concentrarme. Te saco de la mente y de mis ganas insaciables.

Ya te visto, no vayas a salir desnuda, ese es el precio por servirme de musa.


Geisel Checo.-

8 de noviembre 2023

viernes, 16 de junio de 2023

PRESAGIO

No vas a quererme a mi

no soy de esos de fiar, te cuento.

Siento no puedo querer

tengo temas con que lidiar adentro.

 

Fui dañado ya hace un tiempo

no quiero ofrecer amor, lo siento.

Jugaría con tu cariño

así como juego con tu pelo.

Lo mejor es que no te pongas en esto.

 

Tú nunca has sido así

no es verdad que ahora no eres bueno.

Tienes miedo de entregar

y que vuelvan a jugar, te entiendo.


Por eso te digo a ti

que entre nubes tú y yo bailaremos.

Que un amor sincero

no debes rechazar, mi cielo.

Déjate llevar que triunfaremos.

 

Pues aquí me tienes

ya sabes muy bien lo que yo siento.

Cerraré los ojos, guíame,

tomaré tu mano, caminemos.

 

Confiaré cegato en ti

ya no quiero estar febril, no quiero.

Me estoy entregando

no sueltes mi mano, estoy creyendo.

Estoy creyendo en tu cariño, mi cielo.

 

Ábrete al amor, vida

ya verás que contigo no juego.

También fui dañada

y sé que juntos tú y yo sanaremos.

 

Juntos de la mano

emprenderemos este vuelo.

Que la vida no se acaba

Ya verás como tú y yo podemos.

Iniciemos este camino, mi negro.


Geisel Checo.-

16•junio•2023

lunes, 17 de mayo de 2021

¡Oh Margot!

 


Me acompañaba al filo de la madrugada una margarita, bueno, en realidad eran dos.
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— Margot, ¿me sirves otra margarita? — pedí como pude con mi lengua estropajosa.
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¿Que qué me contestó? Sin pensarlo dijo «aquí estoy servida» Mordía sus labios mientras desabrochaba el botón de sus vaqueros prelavados de talle bajo, tan bajo que la cremallera no pasaba de cuatro dientes.
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Y así en pelotas se tumbó sobre el tope de la isla de la cocina.
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— La cena está servida — dije yo mientras me acomodaba frente aquella fruta prohibida del paraíso pues estoy convencido de que la manzana nunca lo fue.
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No hay nada que me prenda más que una mujer retorciéndose de placer desde la punta de mi lengua traviesa.
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El puente arqueado de su espalda marcaba el preámbulo de su fuente a chorro.
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Y en un brusco movimiento buscando a tientas de donde agarrarse, derrama su trago de margarita sobre el tope mientras Margarita también se chorreaba sobre este.
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— Joder, ahora caigo en cuenta de que esto es un trío entre margaritas y yo — exclamé mientras me desvestía.
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Sin dejarle respirar me deslicé por el túnel de sus piernas y con cada empuje llegaban a mi oido sus gritos de aprobación, mas no supe si fue la mala idea de batir bruscamente el alcohol en mi estómago o si mi mareo era producto de estar flotando en gozo.
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¿Dije gozo? Creo que me quedo corto. Esto fue astral. Todo daba vueltas cual galaxia en órbita, Margarita incluida, quien apalancada por mi miembro parecía estaba suspendida en voladizo.
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Y al final, pues el fin simultáneo; ni que hubiésemos contado hasta tres para llegar al mismo tiempo.
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Al cabo de un instante lo vi, que ironía. El jarrón de flores sobre el tope contenía margaritas.
No, no era un trío; esto fue una orgía.

Geisel Checo.-
17•may•2021

jueves, 13 de agosto de 2020

De polizón en tu cama

No poseo los derechos del arte


Me embarqué en tu cama de cuatro patas y cabezal maltrecho,

dispuesto a navegar por tu mar de despecho,

sin equipaje ni tiquete me subí de prisa,

sin nada puesto excepto media sonrisa.

 

Con falta de festejo que me tenían en un transitar pausado,

me subí a tu cama con la intención de disfrutar extasiado.

Y así fue aun con melodramas que protagonizabas a estribor,

en tu afán de siempre controlar la situación.

 

No voy a negar que has patentado una forma de turismo,

que tiene en expectativa a todos los chicos.

Allí a todos les ofreces más que diversión,

en una aventura de adrenalina al borde del colchón.

 

A mitad de viaje ya me sentía más a gusto,

sin olvidar que debía mantenerme oculto.

Los otros pasajeros de saberme escondido allí,

seguro se molestaban por no pertenecer en ti.


Pero descuida, sigilosamente me movía entre sábanas

con la intención de que no me vieran utilizando sus almohadas.

Tanto así que creí toparme con uno en acción,

pero calladito me hice pasar por tripulación.

 

Y si te cuento que a la hora de dormir era toda una odisea,

ya que yo prefería permanecer en cautela.

Me volteaba a verte en tu sueño profundo,

tal como estuve en ti hacía tan solo segundos.

 

Y sí que te mueres cuando estás agotada,

cualquiera pensaría que de amar no sabes nada.

Pero de esas cosas sí que sabes un montón,

entre tantos marineros como capitana en función.

 

Me ponías la sangre al galope por las venas,

cada vez que en la cubierta terminaba la cena.

Es que de noche ya sabía lo que iba a pasar,

tus gemidos de amor los iban a todos despertar.

 

Tu barca llegó a puerto seguro,

de allí descendí con algo de apuro.

Al final del viaje no me quise despedir,

a este polizón le había llegado la hora de huir.

 

A otras tierras el aventón te agradezco,

por las aguas de tu cama navegamos perfectos.

Lo que no pasará es que haga el viaje de vuelta,

con tantos amantes tienes la vida deshecha.


Geisel Checo.-

13•Ago•2020

jueves, 21 de marzo de 2019

Dejar Pasar

Querer decirte
muchas cosas quiero
sin embargo siento
que mi tiempo pierdo.

A cada instante vas y vienes
dibujando una sonrisa
y aunque es solo en mi mente
aún allí estás bonita.

El reloj me dicta ya
que el tiempo no es propicio
pues hasta la vida sabe
que cometiste un estropicio

Hoy que hay luna llena
sé que mirarás al cielo
anhelando los momentos
que te tuve entre mis dedos.

En este momento cae
una suave llovizna
y el petricor te trae
a mis glándulas olfativas.

Caminando voy lavando
tus recuerdos uno a uno
en mis ojos ya se advierte
vestigios de dolor profundo.

Lluvia y lágrimas se mezclan
a lo largo de mi rostro
y en el fondo yo me alegro
no se sabe que voy roto.

Con esta me despido
ya no te escribo más
es que es día de la poesía
y no lo quise dejar pasar.

Geisel Checo.
21.mar.2019

domingo, 21 de octubre de 2018

Mi primer año de soltería...

Tras un año de soltería, comparto con ustedes todo lo que he hecho en este tiempo y, como he practicado bastante, tal vez mis experiencias les sirva de algo si les toca algún día:

Soledad. Vas a querer estar solo, pensar las cosas, buscar respuestas sin siquiera saber la pregunta. Vas a querer estar solo, contigo y con tu ser. No será doloroso verte sin nadie; a ver, lo es, no me mal interpreten. A lo que me refiero es que no será lo más doloroso pues el abandonarte a ti mismo por dentro sí te marcará. Como dijo André Chénier, el dolor reclama soledad.

Familia y amigos. Particularmente yo soy muy esotérico. Tres y cuatro meses después del hecho, cuando llegó la aceptación, fue que busqué de mi familia y amigos, respectivamente. Estuvo mal de mi parte pues estos fueron más que pilares. Cuando tocas fondo no todo es malo pues ahí tienes toda una plataforma para erigirte de nuevo, y la familia y amigos verdaderos serán tus cimientos para lograrlo. Aprovecho para agradecerles, ustedes saben quiénes son.

Llorar. Lo harás, punto. Por encima de la creencia popular de que “los hombres no lloran”. La tristeza es un sentimiento igual que cualquier otro y si es una tristeza profunda, te sacará lágrimas. Y está bien hacerlo, con cada una derramada te vas dando cuenta que comienzas a reencontrarte contigo de nuevo ya que no eras tú al 100%, eras 50% la otra persona.

Sonreír. También lo harás, fingida u honestamente. Responderás que estás bien al cotidiano saludo, verbal o escrito, de los demás. Pero más allá de esa sonrisa, por más linda que la dibujes, tus ojos difundirán tu tristeza. Sonríe de todos modos, no todo el mundo te mirará a los ojos.

Olvido. No gastes ni un segundo tratando de olvidar a la persona amada. Ya lo dijo Benedetti, el olvido está lleno de memorias. El querer olvidar te traerá recuerdos y de estos hablo en el siguiente punto.

Recuerdos. Tal como dije arriba, todo te recordará a la otra persona. Buscarás su mano en el cine, voltearás la vista atrás buscando su mirada cuando sales de casa, buscarás rozar tus pies con los de ella al acostarte. Para esto te recomiendo que ocupes la mente lo más que puedas durante el día porque en las noches te tocará ser fuerte ya que los recuerdos están tatuados en la mente, ahí donde nada se borra.

Compañía. La sociedad dicta que un hombre que de repente se ve soltero tendrá mil y una aventuras; ja, buena suerte con eso. Por lo menos a mí me resulta difícil fijarme en una persona cuando aún tienes otra metida en el corazón; pero recuerda que no la tienes en los brazos así que eventualmente, y solo cuando lo decidas, volverás a buscar compañía.

Insomnio. ¿Qué puedo decirte? No puedo ser un buen parámetro para esto pues tengo problemas para conciliar el sueño aún en mis días más lúcidos. Súmele a eso una separación; el resultado son largas horas despierto. No viendo series, ni leyendo un libro, ni de rumba, ni siquiera con la mente en blanco. Es por esto que dije que en las noches tienes que ser fuerte pues los pensamientos durante esas horas llevan nombre y apellido. Ahora bien, procura no quedarte dormido cuando llegue una persona nueva por estar dedicándole tus insomnios a quien no quiere estar.

Luto. Está bien guardar luto, el tiempo que te tome. Al final perdiste un ser amado y necesitarás tiempo de duelo. Puede ser un día como pueden ser meses. Hoy estoy cumpliendo un año y siento que aún me faltan 135 lunas para llegar a mi “19 días y 500 noches” del maestro Sabina.

Despedida. Una vez leí que amar es también saber decir adiós. Así que con este te amo le digo adiós y con este adiós le digo te amo.

(Nota: estas líneas representan los sentimientos íntegros del autor. Tal vez no aplica en otras personas).

Geisel Checo.-
21.Oct.2018

martes, 31 de julio de 2018

Muchacha de marzo

Siempre ahí estuviste, desde el primer día como un idilio que vagaba por mi mente y yo loco por tenerte.

Y así te convertiste en realidad y en mucho más. Desde ese día y con un beso, tornaste mi vida en azul celeste.

Te convertiste para mi en algo tan perfecto y que va de la mano, algo así como lluvia va con frío y como sed va con agua.

Como flor y primavera, como el suape a la cubeta y la etiqueta a la botella.

Como el dolor a su lágrima, como sangre al corazón y el café a su taza.

Como limón y sal a su tequila, como el Chavo a su barril y el pan a mantequilla.

Como tiza a su pizarra, como niños a la nieve y ratón a la ratonera.

Como bodegón al cuadro, como rey a la corona y como queso al cuajo.

Pudiera continuar, pero creo que ya entendiste el punto.

Te convertiste en mi vida, pero lo que más lejos tenía es que te convertirías en mi asíntota.

Geisel Checo.-
31-jul-2018

jueves, 16 de noviembre de 2017

El Primer Beso


Tres semanas antes mientras entrelazaban sus dedos bajo la arena de la playa:

“me haces sentir paz; tengo mucho tiempo que no me siento así”

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Con ansias esperaban aquel sábado a que él regresara a la ciudad pues por razones de trabajo estaba viviendo al norte, a unas cuatro horas en bus. Habían quedado de salir a cenar a un restaurante, mas no era la primera cita pues ya él la había invitado a unos vinos, quesos y embutidos, cosa que ella adoraba.

Esta otra vez fueron a otro lugar similar pero de mucho más renombre y muy popular. Él la esperó unos escasos minutos en la sala de su casa. Al verla salir su corazón latió con vehemencia al ver lo radiante y despampanante que ella estaba. Irradiaba el lugar cual astro con luz propia.

Y allí estaban, en una terraza con el cielo estrellado como cubierta. Degustaban vinos, quesos y embutidos finamente elegidos por él. Ambos se miraban entre sorbos pues habían convenido mirarse a los ojos durante el primer sorbo luego del brindis. Ya había pasado el primer sorbo, tal vez iban por la segunda botella pero aún seguían mirándose. Esa noche también quedó institucionalizado chocar los cubiertos en señal de desearse mutuamente un buen provecho.

Fue así como entre risas y vivencias, vinos y quesos que se le antojó a ambos la idea de que podría funcionar una relación más profunda. Ella lo sabía, él también pero no dijo nada. Toda su vida se la ha pasado esperando señales antes de actuar.

Camino al vehículo, que estaba estacionado muy apartado del lugar por la cantidad de gente que lo frecuenta, la toma de la mano como aquel día tres semanas antes, que mientras caminaban vieron una pareja de avanzada edad caminar de la mano también y quisieron ser así por el resto de sus vidas. Ese caminar hacia el vehículo fue largo y fue el preludio de un inicio hermoso.
El joven muy atento le abre y sostiene la puerta para que ella entrara; cuando él se incorpora en el vehículo por la puerta del otro costado ahí estaba ella con esa sonrisa de arquitectura inmejorable. Él le sonríe y ella le pregunta que si estaba consciente de que al besarlo sería de ella toda la vida. Él asintió preguntado con un “¿qué esperas?” y sus labios se tocaron por primera vez. Supo a cielo, siempre y cuando el cielo tenga sabor a ella.


Geisel Checo.-
16-Nov-2017

jueves, 10 de noviembre de 2016

Amaneceres Pendientes

Todos los encuentros previos habían sido a la carrera cuando todo lo que él deseaba era tiempo para amarla y amarla con tiempo. Siempre había algo que evitaba poder perderse, no con ella sino en ella. Luego de aquel último encuentro, durante el conticinio, Matías se apesumbró ya que ese otro también fue un instante fugaz.



Quería, deseaba y necesitaba perderse en su piel, en sus cabellos, en el abismo de su cuerpo; quería respirarla complemente hasta que sus pulmones se inflaran de su aroma, divino y embriagante; quería una noche completa de locura que culminara en enjuagar y repetir, que no culminara realmente.


Tenía en mente fundirse con ella, Helena, al punto de ser uno mismo, no como dicen las canciones, sino más bien transferirle su ADN de pies a cabeza; ser uno, cual injerto de sus sexos, derretidos de tanto fuego, uno.


Que a la noche no le llegue el sol y al día no le llegue la luna; que al primer beso el reloj se detuviera al empañarse su cristal y la humedad oxidara las agujas; que el resto del mundo desapareciera al soltar el primer botón, de la blusa o el pantalón, lo que sucediere primero; que quedaran solos ellos dos para cometer un suicidio mutuo y asistido, una eutanasia producto de quedarse sin respiros de tanto placer.


Quería que ella muriera de un torrente de deseo que viajara desde su ánfora hasta el cerebro, pasando por su médula espinal, eso que muchos llaman orgasmo. Quisiere que ella rebautizara ese climax con un nombre que, cada vez que tenga uno, le recuerde a él.

Quisiera verla morder sus propios labios una infinidad de veces, así como cuando ese torrente placentero le fluye hasta el cerebro y apaga zonas del mismo que la hacen tan vulnerable a esos placeres; quisiera que blanqueara sus ojos, pero como de costumbre fue apresurado y en total silencio pues no había tiempo para más. Quisiera, quisiera y quisiera… cual deseo de 11:11


Está titulado “amaneceres pendientes” y no “amaneceres imposibles”, así Matías alberga la esperanza de que lo lograrán con total ataraxia y que al primer amanecer juntos le haría a Helena sentir todo lo arriba expuesto.

Geisel Checo.-

10 Nov 2016

viernes, 1 de julio de 2016

Me aguardaba en la esquina de un parque

Ya otras veces habíamos tenido encuentros casuales por lo que conocía de antemano a la gloria que me atenía si una vez más pasaba por mi necio paladar.

Pero aquella próxima vez sabía que sería especial ya que cinco meses habían pasado desde la última vez que nos encontramos un domingo de estival camino a la playa y en donde desaté mi locura que culminó con uno de los dos devorado, siendo el otro yo.

Cinco meses parecieron años para mi lujuria y estaba claro que volver a poner mis manos sobre su suave cuerpo blanquecino terminaría degustando con ansias locas su entereza y quedaría así en migajas sobre la mal tramada barba que enmarca mi boca.

Me embarqué en un camino largo por una carretera planeando el encuentro, soñando despierto con poder desatar mi furia y darle rienda suelta a la pasión que en mi provoca.

El destino era el parque de un pueblo y el camino terminaba por llevarme allí. Finalmente estaba a escasos segundos de divisar en el panorama su belleza. Dejé el vehículo tan pronto como pude y caminé un par de metros o tal vez cientos, no recuerdo.

Llegué a la esquina acordada y ahí estaba aguardando por mí como si también tuviera las mismas ansias que yo. A la pregunta de "¿para comer aquí o para llevar?" tuve que responder que para llevar porque era inoportuno dejarme ver allí como un mendigo hambriento.

Así que en su perfecta envoltura me hizo compañía en el asiento del pasajero y con su mirada sentí como me decía que esperaba de mí un beso desenfrenado cuando nos encontramos ya que era muy improbable que alguien nos viese en ese lugar remoto.

No me pude contener y tuve que ceder al reclamo mientras me abalanzaba para asir su cuerpo y darle una saboreadita divina. Craso error de mi parte pues tuve que detener el vehículo a la derecha para así, escondidos y desenfrenados, envolvernos en una tarde apasionada.

Mi zopenco paladar se saciaba con cada mordisco, con cada bocado; tanto que llegué a desconocer si era mi boca que estaba hecha agua o si era miel que destilaba de su ánfora divino.

Uno no bastó y tuvimos que repetirlo de inmediato no sin antes echarme un vistazo en un espejo para así ver mi cara de locura y aplaudir la decisión de no haberle engullido en público porque sin lugar a dudas hablarían mal de mí.

Que encuentro más rico el que tuvimos aquel dulcito y yo, que con dos porciones menos emprendimos el camino de vuelta a casa, satisfecho yo de haber comido y el dulcito de cumplir su cometido y así quedé convencido de que en Baní se encuentran unos dulces exquisitos.

Nos volveremos a encontrar querido dulcito.

Geisel Checo.-
01-Jul-2016

viernes, 15 de mayo de 2015

Las cenizas de mi cigarro y tú...

                                                                     Picture: GeiselCheco ©


Mi cigarro de hoja madura, firmemente comprimido a mano. Delicia que conjuga y activa mis cinco sentidos, al igual que tú.

Ya de por sí elegirlo es un arte, básicamente como te elegí a ti. La forma de cortarlo, encenderlo y fumarlo requiere de una paz interior para poder disfrutarlo tal como hago cada vez que voy a degustarte.

El color del cigarro debe ser uniforme en toda su longitud, sin manchas. No es tu caso pero las marcas que el sol ha dejado en tu piel y tu cicatriz en la espalda las admiro con anhelo.

El tamaño del puro debe ir acorde al tiempo que dispongo para su disfrute pero contigo nunca llevo reloj a la hora de inhalarte.

Por lo general dejo la vitola en su lugar pero a ti prefiero desnudarte completa y que sólo quedes vestida de pudor.

En cada calada mantengo el humo en el buche para apreciar sus matices y esencia. Ni mencionar lo que hago contigo para saborearte.

Disfruto bastante de ambos pero me quedo contigo pues mi cigarro se ha vuelto cenizas mientras tú sigues encendida...

Geisel Checo.-
15.May.2015

martes, 5 de mayo de 2015

A mi musa que no ha estado...

Esta noche me preguntaba quién se ha llevado a mi musa, tal vez se ha ido con el unicornio azul de Silvio o debajo de la falda de alguna...

Intenté buscarla en los rostros de la gente que me rodea, pero tal vez se ha ido con la imaginaria Dulcinea...

De la Mancha fui a Verona para hablar con Capuletos, pero hallé un amor de tres días y también hallé seis muertos...

Entonces la busqué en esta luna llena de Tauro, pero me dijo un cráter que por ahí solo han ido americanos...

Quise preguntarle a la Celestina si la había visto, pero la alcahueta enterrada estaba junto al noble joven Calisto...

Visité el asteroide B 612 donde un niño de cabello dorado, me dice que mi musa por ahí nunca ha estado...

Terminé despolvando las paredes de mi interior y he escrito estas líneas para decirle a mi musa, adiós...

(Agradezco a Silvio Rodríguez, a la falda de alguna, a Miguel de Cervantes, a William Shakespeare, a la luna, a Fernando De Rojas y a Antoine de Saint-Exupéry por prestarme de su tiempo).

Geisel Checo.-
04.May.2015
 

miércoles, 18 de junio de 2014

Mi otro gran amor

 
Por allá por 1986 cuando tenía 7 años extrañaba en casa la presencia de mi padre. Me explicaba mi madre que él estaba trabajando recibiendo un barco de soda. En mi inocencia pensaba que era un barco de gaseosa y no entendía la similitud con su trabajo, pues trabajaba en el área petrolera, pero lo acepté así.
Habían pasado dos días, tal vez tres. Su presencia en la casa era notoria pues siempre tenía algún dicho durante la cena o siempre estaba ahí para despedirnos cuando llegaba el autobús del colegio a recogernos y por supuesto, era el papá amoroso y bondadoso.

Extrañaba verlo sentado entre dos palmeras en una de las sillas que le había regalado a mi madre cuando cumplieron 5 años de amores. Recostaba el espaldar contra una de las palmeras y subía los pies contra la otra mientras leía sus novelitas de vaquero de Marcial Lafuente Estefania.
Extrañaba ver algún juego de béisbol pues en su ausencia lo que predominaba en la TV de la casa era alguna novela brasileña. Extrañaba ir con él a verificar el nivel de aceite y agua del vehículo y luego calentar el mismo temprano en la mañana.

Aquella mañana de sábado recuerdo que yo hacía un avión de papel y lo pintaba de color azul sentado en el piso de mi habitación cuando vi sus pies a mi lado, recuerdo que lo miré desde abajo y parecía inmenso su tamaño. Brinqué hacia sus brazos de alegría al verlo y nos abrazamos un largo instante. Me despegó para mirarme a los ojos, algo así como con orgullo.
Recuerdo que me dijo que teníamos que arreglar el calentador de agua, que buscara las herramientas las cuales, por supuesto, no pude subir por la escalera hasta el segundo nivel y tuvo que bajar a ayudarme. Comencé a sacar el sin número de artículos que había alrededor del calentador mientras él sacaba de la caja las herramientas necesarias.

Me pasó un foco y se agachó para desconectar la tubería. Me dijo “alúmbrame” y obediente al fin, dirigí el foco a su cara; se molestó y me dijo que el trabajo lo hacía con las manos, que le alumbrara a sus manos. Me costó trabajo esa simple tarea pues me distraía bastante fácil y terminaba alumbrando el piso o cualquier otra cosa. A cada momento me recordaba molesto que le alumbrara hasta el punto que me quitó el foco y me pidió que me fuera.

En la soledad de mi habitación lloré silenciosamente de la impotencia, yo quería ayudar, yo quería compartir con él y no pude hacer ninguna de las dos.
Luego de un tiempo entró a mi habitación y me explicó de las responsabilidades, de la concentración, de que soy el hombre de la casa y que debo aprender todo lo que hay que hacer en una casa para cuando tuviera la mía propia.

Ese día entonces me prometí a mí mismo ser igual que él, emular sus ejemplos, su dedicación, su entrega y su empeño, tanto con su familia, su trabajo y su entorno.
Son unos zapatos enormes los que tengo que llenar y lo intento a todo momento. Me esmero bastante en que su ser y su esencia se vean reflejados en mí. Tu ejemplo es el mejor regalo que he recibido de tu parte y quiero que sepas que no te fallaré, mi querido viejo.
Geisel Checo.-
18-Jun-2014


miércoles, 11 de diciembre de 2013

Mi Gran Amor


Y apagando la luz de la lámpara, se acostó a mi lado.
-Ya no recordaba lo que sentía al acariciar tus cabellos, ovejito de lana - me dijo.
Yo estaba en cama y aislado por lo contagioso de mi enfermedad y aun así ella se acostaba a mi lado cada noche.
-Si quieres recortarte el pelo puedo ir donde tu barbero y pedirle que venga a casa – continuó.
-No quiero ver a nadie con esta enfermedad, deseo estar solo – contesté.
-Sanarás mi amor, todo estará bien cuando caiga la luna – siguió,
“Cuando caiga la luna”, ella siempre dice cosas así. Miré por la ventana, era imposible ver la luna, pero por lo resplandeciente que se veía el entorno entendí que había luna llena, siempre he admirado la luna y ella lo sabía. En la madrugada desperté incómodo del malestar y ya ella no estaba a mi lado, se habría ido a otra cama tan pronto me dormí; lloré.
La luna había caído, ya era de mañana y nada había mejorado. La casa estaba vacía pues las niñas se habían ido al colegio ya.
La llamé e inmediatamente vino a mi encuentro, con un libro de Agatha Christie en mano. Ella siempre estaba leyendo.
Ella es mi primer amor, ese amor que uno nunca olvida, ese amor tierno, ese amor que dura para toda la vida. Cuidaba de mi noche y día.
Esa mañana recuerdo que se sentó frente al escritorio de mi habitación a leer todo el día, como si presintiera que más tarde yo tendría complicaciones. Y así fue pues a la hora del periódico vespertino tuvo que solicitar a un vecino que nos llevara en su escarabajo azul a internarme ya que estaba deshidratado.
 
Sé que puedo escribir mil anécdotas más lindas de ella, pero preferí escribir sobre este día que mientras ella leía “El misterio de las siete esferas” yo solo la contemplaba intensamente y de esa forma sentía que respiraba el amor que de sus poros brotaban por mí. Te amo Mamá.

Geisel Checo.-
11-Dic-2013