Ya no hay muros que me impidan encontrar en tu mirada la belleza:
Ya no hay horizontes vanos que separen los continentes de nuestros corazones;
Ya no hay falsos profetas que nos roben un instante pleno;
Ya no hay pasados penosos que atenten contra nosotros;
Ya no hay revoluciones que jueguen con nuestro futuro;
Ya no hay amaneceres sin saber hacia donde vamos;
Ya no hay noches amargas que dañen lo dulce de nuestra unión;
Ya no hay palabras blasfémicas contra nuestro Dios;
Ya no hay fracasos absurdos que vulneren nuestra felicidad;
Ya no hay terribles enfermedades para nuestros latidos;
Ya no hay lunas que no comparta sin tí;
Ya no hay soledad que las lluvias no apaguen;
Ya no hay fuego que queme sin tí;
Ya no hay difuntos sin flores porque ya tenemos jardín;
Ya no hay nubes negras, sólo hay esperanzas;
Ya no ha obstáculos para mi deseo de amarte.
Marzo 14, 2004
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